lunes, 31 de marzo de 2008

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Se necesitan dos para bailar un tango, y ellos lo sabían, del mismo modo en que instantáneamente habían reconocido todas las señales: el viejo cosquilleo en la planta de los pies, el latido que se acelera, el calor en las mejillas, era todo como el vértigo al filo del precipicio, y el inexplicable deseo de saltar al vacio.

Lo sabían, lo habían olfateado en su piel, en sus manos.


Se reconocieron con una simple mirada, algo al fondo de sus púpilas, en la cadencia de su charla, algo que no sabían como describir les había intoxicado. Y ahora el dulce tormento, la expectativa, esos días de flirteo velado y de querer morder la manzana.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Decime, contame pues!

Andrea dijo...

Ja ja ja
Seguiré reportando desde el blog
Abrazos

Anónimo dijo...

Tu post me recordó instantáneamente a esta cortometraje que he visto muchas veces. Quizás fue porque vi las tazas de café y luego leí el plan de bailar tango.

Hay que ponerle atención a las tazas de café que tomen. Es increíble la cantidad de veces que lo he olvidado.

http://www.youtube.com/watch?v=IdIRTChOreo

Espero que te guste el cortometraje!

Saludos,

Andrea dijo...

homohominilupus:
Gracias por el link del cortometraje; y la verdad es que no hay nada más frágil que las emociones y las relaciones humanas.

P.D. Hoy ya voy por mi 5ta taza de café y son las 3:36 p.m.