jueves, 24 de enero de 2008

Yo no olvido al año viejo


Como quien no quiere la cosa ha transcurrido ya 24 días del 2008, y es hasta ahora que puedo tomarme unos minutos para hacer el balance entre lo perdido y lo ganado el año pasado, al final de las cuentas prefiero anotar al 2007 en mi columna de los buenos años.

Puedo decir que los 365 días fueron de aprendizaje, comprobé por sobre todas las cosas que no sirvo para estar desocupada, y que necesito estar haciendo siempre algo para sentirme productiva, útil, y también para mantenerme cuerda y de buen humor, porque si no le doy cauce a la energía creativa me vuelvo huraña, histérica, incluso violenta. El 2007 me sirvió también para reencontrar el gozo en las cosas sencillas, como sentarme un domingo a ver a mi primito jugar en el sube y baja del Cerrito del Carmen, o quedarme en la casa en pijama acariciando el lomo a mi gata.

El año viejo me significo mucho crecimiento, me permití engordar 6 kilos sin traumatizarme por ello, redescubrí el gusto por la comida, y resistí la presión de la psique, que a veces me sabotea, y experimente eso de tomar decisiones con el corazón, y aunque el pobre terminó desbaratado, disfruté también de ese dolor, me entregue al dulce tormento de las emociones, y en el proceso me hice más fuerte.

Inicie también una aventura como empresaria, y aunque en varias ocasiones la incertidumbre, el atraso en algunos pagos, y hasta la diferencia de carácter con mi socia me han hecho considerar volver al acogedor rebaño de los asalariados, he decidido mantenerme firme y trabajar más duro, hasta 100 horas a la semana de ser necesario, porque al final del mes o al final de cada proyecto la satisfacción por lo logrado es un millón de veces más profunda. Mi familia y mis amigos, -los de años, los que conocen mis manías, y aun así me quieren y aceptan- , se volvieron indispensables, y aunque no les llame o les vea a diario, sé que son el lugar al cual acudir en los momentos más turbios.

El año pasado inicié este blog y aunque lo he dejado en el abandono por varias semanas, debo reconocer su alto valor terapéutico, y tengo que agradecerle el que me sirva para recordar la gran cantidad de veces en las que escribir me ha salvado.

2 comentarios:

Karla Sosa Aguilera dijo...

Hola vos..

Andrea dijo...

Karlita: Hola vos... cumpliste tu promesa de pasar a saludar ;)