jueves, 21 de junio de 2007

Ratòn de biblioteca


Desde sìempre he sentido fascinación por las librerias,puedo pasar horas revisando los titulos, leyendo prologos y hojeando tomos al azar. Disfruto de esas pequeñas islas, de esos puertos seguros a los cuales recurrir en los momentos màs agobiantes, en esos días que no puedo agarrar una maleta y escaparme de la ciudad a territorios menos hostiles.

Tengo especial predilecciòn por aquellas que permanecen ajenas a las corrientes decorativas y se conforman con sus estantes de madera rustica y las viejas mesas instaladas en el centro del local, no es que deteste las librerias boutique dónde Paulo Coelho y Harry Potter son los anfitriones que me reciben al nada màs cruzar la puerta, es que hay algunas que se me hacen demasiado frías, demasiado impersonales, y las imagino igualitas a los supermercados con sus ofertas a punta de góndola y sus lamparas de neòn, tan antisepticas y politicamente correctas ellas; es que simplemente a veces me da la impresiòn de que alguien se me va a acercar a ofrecerme la oferta de jamòn de la semana.

Tàlvez sea que me quede con los gustos de la infancia, de los días en que vivía en Mèxico y mi papà me llevaba de la mano a una libreria en Coyoacàn, y se desentendia de mi durante horas mientras él se tomaba un café cargado y aprovechaba para revisar uno a uno los libros que le recomendaba el dependiente -que a fuerza de tanta visita se habia vuelto amigo suyo-. A mi me dejaban vagar por la libreria, los dependientes sabian que lo mejor era dejarme recorrer los pasillos creados por las estanterias y solamente acudir si les pedia ayuda para alcanzar algun libro que me quedara muy alto. Recuerdo que siempre al final de la jornada me sentia orgullosa y feliz de salir con mi bolsa de libros colgando del brazo.

amaba esos días y hoy por hoy sigo amando las librerias,quizá sea que extraño esa sensaciòn de seguridad de mis días de niña y busco que una tienda de libros me llene el vacio, quien sabe, no he querido consultarlo con mi terapista.

3 comentarios:

Petoulqui dijo...

Estimada Andrea:

No sé por qué nunca se me había ocurrido revisar las primeras entradas de tu blog. Quién sabe; pero en todo caso, me alegra haberlo hecho.

No tenés idea de qué manera me he sentido identificado con tu relato.

Saludos,

Peto

Andrea dijo...

Peto: Verdad que las librerias son lo máximo? especialmente si huelen a libros y no a aromatizante Glade. Abrazos.

ESTRANGED- dijo...

Coyoacan. Ese lugar tan fascinante. Casi como las letras de este blog en el que caí por sorpresa.

Un saludo con V de volveré.


me-